Hace aproximadamente 100 años, durante la época de la prohibición de la raicilla, nuestros antepasados raicilleros de los pueblos jaliscienses llevaban a cabo una intrépida tarea. Aprovechando las primeras horas del día, justo antes de la salida del sol y en medio de la densa bruma, se adentraban en los caminos de la Sierra de Jalisco para transportar y vender clandestinamente este destilado. Como un tributo a los antiguos maestros y productores raicilleros de aquella época, decidimos otorgar el nombre de Humera a nuestra raicilla. Este nombre encarna el reconocimiento a la dedicación y arduo trabajo de nuestros ancestros raicilleros, quienes siempre lucharon por preservar nuestro legado. Así, mediante Humera, buscamos rendir un sincero homenaje a la invaluable labor de aquellos que nos precedieron en la producción de raicilla, manteniendo viva su memoria y su incansable esfuerzo en la preservación de esta tradición.